De vez en cuando es necesario parar, alejarte, tomar perspectiva y observar el bosque. Otras, en medio de la vorágine cotidiana, una certeza agita tu mente y va tomando forma, al tiempo que la serenidad expulsa a la incertidumbre y por primera vez, atisbas y contemplas como se revela ante tus ojos el camino a seguir.
En ese mismo instante tus deseos y sueños se suceden y reproducen a una velocidad vertiginosa, y sin darte cuenta te encuentras con la niña que siempre quiso cambiar el mundo para mejorarlo, con la niña que se perdió en realidades paralelas y el eco de su voz empieza a sacudirte -¿por qué no?, atrévete a soñar y crea tu realidad y entonces, sin más, sabes qué decisión tomar.
Vuela… desempolva las viejas alas amarillentas, explora el camino que se abre ante ti…